Las dos cosas que no tienen remedio


-       _¿Cuáles son esas dos cosas Pelado?.
-      Ellas y la política
-       Tan simple es la cosa
-       No es simple
-       Entonces…¿para que viniste a este bar?
-       Para contarte eso, que hay dos cosas que no tienen remedio
-       A ver explícame
-       Ellas: no son ellas. Son otra cosa. Son lo que no somos. Son las otras, son lo que no podemos definir. Son seres extraños que habitan en nuestras consciencias.
-       No entiendo
-       A ver, te lo explico. Mirá esta chica que nos está sirviendo la mesa, la que viene con las dos cañas, directo hacia acá.  
-       Hermosa.
-       Arde en deseo ¿no lo  ves?
-       No, no la veo
-       Y vos, podrías estar con ella, amarla, sentirla para siempre en tu alma

La chica nos acerca dos cañas más. Es temprano para seguir bebiendo y tarde para volver a casa. No queda otro remedio que seguir con esta conversación inconducente. La observo en detalle. Es cierto que es hermosa. Que podría estar con ella para siempre si me mirara un instante. Que es lo más deseable que se me ha presentado en el día, que podría ser ella, podría ser cualquiera, podría ser yo. Que no importa lo que diga y lo que haga. 

Estamos acá para ser amados y para amar con locura.
-       Entonces
-       Eso, que podrías estar con ella para siempre.
-       Eso es lo incomprensible
-       Exacto Jorge, es incomprensible, y eso es lo hermoso.
-       Entendido, no tiene explicación. Tema uno, ellas .
-       O ellos, es lo mismo
-       Los otros
-       El deseo

Hacemos silencio un rato. El fragor de nuestros egos se calma por un instante. Es incomprensible que sea así. Que nuestra animalidad no nos deje ser de manera diferente. Querríamos elevarnos por sobre la consciencia. Reflexionar, estilo Schopenhauer, acerca de la maldad del mundo y la terminación de la consciencia, el pesimismo endémico y la música del azar. Pero nada de eso es posible mientras terminamos esta caña dulce, elaborada con esmero en alguna cervecería industrial.
-      
¿           ¿Y lo otro que no tiene remedio que es?
-       Ecuador, Argentina, el petróleo, el desbarrancamiento de la tierra hacia la oscuridad del colapso.
-       Eso es lo que no tiene remedio.
-       No, por más que vos y yo queramos, no tiene remedio. Nada tiene remedio
-       Pero algo se puede hacer no. Hay que estar en un bando o en otro.
-       Sí, va a haber un cambio político.
-       Greta, Fernández, los indios en Ecuador plantándole cara a Lenin y al FMI. Hay esperanza, sí. Trump, los kurdos traicionados, la sentencia y los sentenciados. El fin del mundo cerca, los fascistas matando judíos y atacando sinagogas. Otra vez el odio. La derecha por todos lados, haciendo estragos con la gente. Las deudas y esa empresa Blackstone, quedándose con todo.
-       ¿Con todo?
-       Si, las viviendas, las deudas, las vidas de la gente. Son los mismos de siempre.
-       No hay esperanza
-       ¿Por qué decis eso Pelado?
-       Porque no podemos hacer nada desde acá.
-       Podemos tomar consciencia.
-       ¿De qué?
-       De que todo se va al carajo, de que no existen las salidas colectivas.
-       ¿No existen? Entonces como hacemos.
-       A través de la comunidad. De la unión de fuerzas estables, de la identificación con valores universales. A través de un anarquía centrada en la autogesión.
-       No somos nada Jorge, que hablás del Universo.

Estas conversaciones de bar siempre terminan así. Vuelvo a mirar a la camarera. Es hermosa. Se parece a Margaux Hemingway, es intensa y suave. Me mira desde su perfil de Facebook, como si se lo hubiese pedido y hubiésemos intimado. Es demasiado fuerte para ser real. Pero no siente lo mismo que yo. No es recíproco. Simplemente sirve las mesas y espera el final de su turno para que nos vayamos, barrer todo, cerrar la puerta del bar, e irse junto con sus compañeros a disfrutar de una tarde vacía.
-      
       Mañana es domingo Jorge, no aguanto los domingos.
-             ¿ Qué te pasa los domingos Pelado?
-       Que no me aguanto ni yo. Y me parece que no hay remedio.
-       Hoy es sábado y me lo acabás de decir vos.
-       Hoy es el día sagrado.
-       No hay nada sagrado.
-       Tenés razón no lo había pensado, quizás es ese el problema.
-       No te pongas místico Pelado.
-       No es misticismo. Es que hemos perdido el sentido. Solo pensamos en eso.
-       ¿Qué es eso?
-       El sexo, tenerla a ella, a la camarera.
-       Yo no estaba pensando en eso.
-       ¿En qué estabas pensando?.
-       En lo otro, en la política, en el mundo.
-       No tiene remedio.
-       Hay dos cosas que no tienen remedio.
-       Creo que esas dos cosas resumen casi todo.
-       No lo había pensado
-       Pensalo.

Dejo de pensar. La mañana se acaba y la actividad del bar se hace más frenética. Los camareros empiezan a servir bocadillos, platos combinados, platos de arroz. Llegan familias y parejas, estudiantes y grupos de amigos que comparten la comida haciendo ruido. Nos levantamos, pagamos y pasamos el resto del día, cada uno por su lado, esperando lo inevitable: El domingo de la verdad.

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