Viaje de regreso sin boleto


Museo del Juguete de Figueres (16/03/2013)
Ediciones Cal.lígrafo

Presentación libro de Ariel Halac
"No habia que hacer negocios con argentinos"

Ponencia de Edu Sívori Alt

"No habia que hacer negocios con argentinos" es la historia de un No-Lugar y a la vez de todos los lugares. Un xiringuito de helados en Niki Beach, Miami, en Barcelona, en Alemania, en Córdoba, en Villa Soldati o en la mismísima Antártida. También es la historia de "Un hombre que siempre comienza de nuevo..."

Halac anda sin brújula por el mundo. Cuentan las malas lenguas que es el que encandila, hipnotiza, el que te hace quedar quieto, el trilero, el encantador de serpientes. El negociador. Aquel que como editor, como empresario podría sacar dinero de las piedras hoy presenta a ustedes este libro de pequeñas-grandes narraciones en las que demuestra según cuentan las buenas lenguas que hasta a las piedras humanas también se les puede sacar ternura. "Me defiendo con la palabra"-nos dice Ariel- en cualquier idioma" y si no alcanza con ello, se nombra a si mismo General de división y se inventa su propia lengua.

El concepto de Ave Fénix que el tiene acerca de "el fracaso como para morir y renacer" no es otro que el de la Resiliencia de la de los supervivientes, como la generación que va a crecer -como quien les habla- en la dictadura de Videla y que se va a forjar en la democracia de Alfonsín. "El arte nos salva del olvido y de la desaparición..." señala Halac en las sobrelíneas de lo que podriamos denominar su novela negra y yo agregaría: incluso nos salva de la mentira y de la corrupción que ha matado a tantos, entre ellos a un cosmonauta muy presente en la obra de Halac.

Ariel Halac en "No había" también nos refresca la memoria y aprovecha la ficción para que no olvidemos que los argentinos somos paranoicos con razón de ser, con base de realidad. ¿Cómo no ser paranoicos si mientras el mundo entero gritaba los goles de Kempes en el '78, se chupaban a 30.000 personas, nuestros queridos desaparecidos que también están hoy aquí presentes en el Museo del juguete, escuchando la crónica de su historia, recordada para no olvidar, por Halac... ¿cómo no ser paranoicos?

Y también no deja de ser un texto reivindicatorio por ejemplo acerca de argentinidad de las Islas Malvinas y denunciatorio del Plan Cóndor, de los tristemente célebres Vuelos de la muerte sobre el Río de la Plata y también de las cagadas de la democracia como las leyes de Obediencia Debida y Punto Final que otorgaban el perdón a los asesinos.

Es que nunca he leído hasta ahora una síntesis tan perfecta denunciatoria acerca del Terrorismo de Estado en nuestro país, como la que nos refleja Ariel cuando en "No había" nos cuenta:

"Entre el Cara de Lija y el Morsa hay pica. El Tuerto nunca se mete con nadie. Tampoco habla mucho. Parece que al padre se lo llevaron los milicos, O algo así. Dicen que tiene un hermano que fue a Malvinas. La madre parece que es médica pero está sin laburo. Por política. Nunca le preguntamos sobre esas cosas...".

"No había" en su apartado Miami con humor y con sorna, mientras nos invita a entreverarnos en el género policial, nos hace reflexionar a los lectores acerca del famoso "Corralito" del 2001. Así es su estilo literario un salto y un sobresalto: "de levantar minitas en el baile de la Mona a atravesar migraciones en Miami hay un paso", nos confiesa el autor y la historia del mundo también: "después que cayeron las torres Gemelas no hubo más laburo y se ensañaron con los inmigrantes.

No hablaré acerca de la belleza narrativa del escritor -sí, no se sorprendan- sólo leeré un párrafo de su obra y no me extenderé porque la verdad es que seria un verdadero pecado que no sean ustedes quienes lo hagan:

"Es tarde. La hora en que se deja respirar. Un calor quieto ha calcinado el pasto raquítico que asoma entre las baldosas derretidas. La calle está desierta. Esto parece el comienzo de un capítulo de La dimensión desconocida...".

Hasta el vaticano cayó en la trampa. "No habia que hacer negocios con argentinos" advierte Halac en ésta creativa bitácora de viaje. ¿Saben ustedes cuál es el mejor de los negocios? Pues comprarse un argentino y luego venderlo por lo que él dice que vale. Pero "No había"si se lo lee bien, no da risa... plantea el dolor y la morriña, el desarraigo y la nostalgia de lo que fue y no fue, de lo que podia haber sido y no es, de lo que ya nunca jamas será aunque nos esforcemos por resucitarlo.

"No había que hacer negocios con argentinos" o "Un niño soldado en la búsqueda de su destino" o si nos ponemos aristotélicos "Manual de estrategias para sobrevivir en la vida" o "Cómo defenderse del destino a traves de la palabra" o siendo un poco kafkianos: "La imposibilidad de tener una transformación" o religiosos "El espíritu del macabeo", Supervivencia lepretiana, me refiero al hombre condenado a vivir la eternidad por saber el secreto del estigma milenario.
"No había que hacer negocios con argentinos" es un libro visceral, tiene tensión, late, respira por lo que a la hora de tener que presentarselos, comenzaria pues por tomarle las constantes vitales y por el momento me atrevo a anunciarles que las tiene bien. Podriamos decir que está vivo, Existe. Y a partir de éste diagnóstico esperar su supervivencia: "sobreviviré a las batallas que me tocan" dice el autor, el Macabeo. El lepret, el "me caigo y me levanto" pero también el de la desazón, el que siembra la duda, el del "Me quedo/me voy" y nadie avala en éste mundo cruel el "me quedo/me voy", no tiene credibilidad y alguien tiene que haber en éste mundo que pueda fiarle su confianza. En una palabra, se trata de seguir vivos a pesar de los avatares de la vida". "Por fortuna soy un desafortunado".

En el orígen está el cambio de tranvía que propone la obra de Halac. Lo ubico concretamente en el "Clack" que hace el boleto en la validora del '73. Año del gobierno popular del tío Cámpora en nuestra amada argentina. Un clack decía, que no deja de ser el la Matrix de el hombre sobrepasado en su mismidad. La soledad inmensa que deschava el tango que suele cantarnos nuestro común amigo Marchelo Bailone. Aquel que dice: "estás desorientado y no sabes que trole hay que tomar para seguir...".

Cada confusión es un nuevo camino plagado de emociones hacia el cambio, pero todo cambio implica una transformación y Halac que es amante de Kafka sabe muy bien acerca de esa metamorfosis, el sufrimiento de Gregorio Samsa, de su hermano el cosmonauta y nos lo explica: "Una transformación es algo catastrófico que genera innumerables problemas. Está pendiente, sabe que no podrá hacer nada ni para evitarlo ni para moderar el desastre que eso acarreará después".

Seguir, siempre seguir Halac, podrás hacerlo más allá que tus padres, tus antepasados, tu religión, tus orígenes lo hayan decidido o no. Sobrevivirás a través de tu narrativa en la que da gusto recorrer cada una de las palabras con las que armaste "No había...".

La Oma salió de Berlín en 1939 y pudo llegar al "clack" del 73 y a muchos "clacks" más. Supo sobrevivir al igual que tus padres ejerciendo resiliencia en los 30 metros cuadrados de la calle Eifelstrasse.

La búsqueda del Aleph, de la piedra filosofal, del estigma de la locura, de la tierra prometida en donde a pesar de todo siempre terminamos exclamando "Aquí no tenemos a nadie". Es la búsqueda del tranvía que nos llevará a algún destino. ¿el verde?, ¿el amarillo?

Dudas y confusiones que abren nuevos caminos y por supuesto nuevas emociones. Y a decir verdad estoy emocionado de poder tener la oportunidad de presentar el libro de un amigo en un sitio tan sugestivo para la imago como lo es el Museo del juguete de Figueres, un sitio en el que siento el hamacar del balancín de Joan Brossa columpiándose con desfachatez entre las páginas mórbidas y sobresalientes que plantean que "No había...", tranquilamente podria ser "Sí había"... Y en cada confusión, nuevos caminos como los del judío errante, como los del extranjero, el inmigrante.

La Oma, deciamos "Supo salir a tiempo de la Alemania del '39", huyendo de sus perseguidores.

Fue una suerte y no una desgracia la de aquel niño al haberse equivocado de tranvía. Pudo perderse y por eso todavia desde entonces tiene la posibilidad de seguir viajando para poder encontrarse.

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