El sentido de los invisibles.












La postergación de los invisibles parece indefinida. Pero a veces son quienes le dan sentido a la existencia de una sociedad.

En un lejano rincón del Sur, en una ciudad llamada Córdoba, de donde vengo, en Argentina, se hizo justicia. Lo invisible se ha hecho visible, luego de 30 años. El dolor de las victimas tuvo eco. Personas que fueron sacadas de sus casas por patotas armadas, que fueron llevadas a centros de detención clandestinos. Que fueron torturados y privados de sus derechos mas elementales. Niños secuestrados, nacidos en cautiverio. Hubo desapariciones forzozas, robos y asesinatos. Se han escuchado sus voces. No hay arrepentimiento en los victimarios, Luciano Benjamín Menéndez, Jorge Rafael Videla. No hay devolución de la vida ni se puede detener la marcha de la historia. Pero un valor ha sido antepuesto a otro. La memoria al olvido. La justicia a la invisibilidad.

Este juicio lleva treinta años, ha sido postergado por leyes que ahora son declaradas inconstitucionales, la obediencia debida, el punto final, el indulto. El lugar donde sucede sigue lleno de invisibles, postergados: niños que mueren de inanición, que trabajan y son explotados, personas miserables que no acceden a la riqueza en un sistema económico injusto. No importa que aun falten mas juicios, que esta sentencia sea solo la punta de un hilo que parece infinito de atropellos y desgracias.

Los invisibles están, manifestando que hay cosas que no tienen que quedar en silencio. La sentencia de por vida dura poco, los condenados a prisión perpetua ya tienen mas de ochenta años. Al igual que en Auschwitz, en Cordoba existió un campo de concentración, La Perla. Y este juicio nos recuerda que ese horror sucedió por la falta de un Estado de Derecho. Esta sentencia nos ayuda a luchar en defensa de lo esencial.

Lo esencial, invisible a los ojos, se ha manifestado en la forma de palabras. Sentencias que llevan a los responsables del dolor a cumplir una condena. Una reivindicación de la justicia universal. Córdoba, Argentina, el lugar en el que nací, es el centro del universo. Allí sucedió el peor horror imaginable y han triunfado la vida y la humanidad entera.



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