Estábamos juntos y había una ventana
Réquiem por Pedro: Se podría haber evitado a 10 años de la injusta desaparición de Pedro Halac.
Estabas a mi lado
y había una ventana.
Era como si
nunca te hubieses ido, hermano, como si la distancia y el tiempo no existiesen.
Y el dolor había desaparecido como con un bálsamo aplicado en una herida
demasiado profunda para sanar.
Estabas ahí y me
abrazabas, éramos como los dos osos que somos, grandotes y ocupando ese espacio
luminoso. Estábamos juntos, como cuando íbamos al cole en el transporte
escolar, en las eternas tardes de Parque, en el Barbarosa Mac Donald o en el hermoso
parque con el tren de madera. Éramos niños y éramos grandes, éramos vos y yo de
nuevo hermanados por nuestros padres en común, nuestro idioma de infancia,
nuestro hogar de encuentros.
Éramos, eso sí,
una unidad de luz y entendimiento, casi no necesitábamos palabras para conectar
con lo que nos sucedía en ese espacio compartido.
-
Quiero
atravesar esa ventana- me dijiste.
-
Imposible,
estás en una tumba- te respondí, y tomé consciencia.
Desperté llorando. Por
suerte alcancé a decir que no te tengo y alguien se hizo eco de mi llanto y me
abrazó. No estaba solo. Pero no te tengo, ni ahora ni nunca. Estás en esa habitación
con esa ventana. Pero la ventana no existe y el sueño acabó
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