Paradojas de la ilusión

Entrevista
Empordà Diari Figures, 08/07/2019
“
Como emigrante nunca te acabas de arraigar en el lugar, pero tampoco vuelves al
lugar de donde vienes”
En
“ La Ilusión de otra Cosa” Ariel Halac crea personajes que persiguen el sueño
americano.
El
autor reflexiona sobre el sueño americano, la inmigración y la identidad.
La ilusión de otra cosa ( Cal.lígraf) es la última novela de Ariel
Halac ( Argentina, 1966) en la cual el autor habla del sueño americano, la
inmigración y la identidad, entre otras cosas. El 27 de julio la presenta en la
Casa de Sonya, en Viladamat. En este libro, Alejandro Mijan es un argentino que
huye del corralito e intenta ganarse la vida escribiendo
biografías de personas que conviven en precario equilibrio en Miami. Esta
constelación de personajes viven en La Ilusión de otra cosa y, en esta
entrevista, su creador nos habla.
Ha
presentado el libro hace poco en Argentina, ¿cómo fue?
La
idea fue, enlazando con el libro anterior No había que hacer negocios con
argentinos, hablar sobre el habla y la diferencia entre lengua y habla. Detrás
de la manera en que la gente intenta expresarse, hay un tema de identidad. La
idea, entonces, era reflejar como la forma en que hablamos define o redefine
nuestra identidad. Y como, a la vez que nuestro habla se va transformando,
también se va transformando nuestra identidad.
Esto
está presente en todos los personajes de su novela
Sí,
porque cada uno intenta expresarse en un un idioma que no le es propio,
contaminado por el spanglish . Aquí aparece el imperio norteamericano
que nos está comiendo nuestra forma de expresión y recursos lingüísticos. Y
todo va tan deprisa y la gente tiene que sobrevivir, para entenderse necesita
recurrir a estos giros.
Pero
todo eso nos empobrece
Esa
es una discusión, porque ques cierto que hay una dominación de poder, pero es
lo que pasó con el Latín. Al final van surgiendo nuevas lenguas, nuevas formas
de expresión. Lo que se habla en Miami no tiene nada que ver con el inglés o el
castellano.
¿Cómo
nace La ilusión
de otra cosa?
La
obra tiene diecisiete años de vida, la edad de mi hijo Mateo. El primer tramo
lo escribí en Miami.
¿Cómo
llegaste a Miami?
Fue
una decisión muy personal, nada que ver con ninguna circunstancia externa. Me
casé con Andrea en Argentina y ella quería marchar. Una empresa norteamericana
me compró un proyecto .com pero fue un fracaso rotundo porque cayó el .com y
después las Torres Gemelas y no pude hacer absolutamente nada. Me quedé varado,
pero tenía una visa, algo que nadie tiene cuando llega a Miami. Era como un
privilegiado. Ahora ya no existe esta vista H1B, Trump la eliminó.
Usted
aparece en el libro
Sí,
lo autobiográfico es una materia prima.
A mí me gusta mucho lo que decía Stanislavski en lo que hace al teatro:
“ el mágico if” lo imposible dentro de lo real. El libro juega con eso y es lo
que más me divierte. Yo no terminé en el Krome Detention Center de Miami, pero
sí que conozco mucha gente próxima a la que le pasó. Eso se nota porque es una
literatura muy expresionista, muy sentida.
A
veces incómoda. Muchos personajes viven en la cuerda floja
Sí,
el libro tiene como dos dimensiones: el relato de las peripecias del personaje que
parece un Quijote o un Sancho Panza y después la cuestión existencial en la
que, en esta deriva, caemos un poco todos. Por más estable que sea nuestra
situación, también somos un poco extranjeros. Siempre hay una visión muy
descarnada de la existencia.
¿Decide
ubicar la acción en Miami por su experiencia?
Sí,
es interesante el proceso de ubicación, porque la escritura de la novela se
hace sobre una base de estilo Farenheit. Yo quería hacer una novela sin
localización geográfica, eran personajes sin nombre ni lugar. Fue el trabajo
con el editor, Jaume Torrent, el que me permitió encajar en alguna ciudad
imaginaria. Porque Miami no es Miami, es un Miami que imagino. Es mi propio
Macondo. Evidentemente, el relato adquiere muchísima más fuerza. El gran eje,
sin embargo, son los personajes, que son un alter ego los unos de los otros y
que en los diáologos se van autodefiniendo en sus identidades, van definiendo
la de los otros, se definen por oposición, se discriminan entre ellos mismos. Y
en todo este, nada Mijan.
¿Quién
es él, realmente?
Entra
en una tipología de inmigrante que marcha con una cierta cantidad de recursos.
No es un desposeído ni un lumpen, es un clase media empobrecido que
tiene un imaginario y que se ve a sí mismo casi como un intelectual. No es el
típico latino que va a hacer la Amércia a Miami. Tiene un espíritu crítico,
pero queda como sumergido en esta vorágine.
¿Qué
busca Mijan?
Quiere
definirse en esta constelación de personajes, que son todos alter egos
de él y en ellos busca la salvación. Pero todo acaba en una suerte de traición
o de auto traición del grupo hacia él.
Los
ubica en un escenario catastrófico. ¿Eso es importante?
Son
como espejos. Tenemos el caos de la caída de las Torres Gemelas que fue un
hecho muy traumático para esa sociedad, un escenario pre bélico y , por otro
lado, todas las tensiones entre los personajes que son un reflejo de esta
situación. También las situaciones de exilio o huida como puede ser el
corralito , hay menciones a Chávez y Castro, son factores que se unen en
este Miami que es una especie de Babel donde toda esta gente intenta decir que
Miami no es eso, una suerte de paraíso neutro donde todos podemos vivir, cosa
que tampoco es cierta del todo.
Usted
también es emigrante. ¿ Cómo lo ha vivido en su propia piel?
No
te acabas de arraigar nunca en el lugar, pero tampoco vuelves nunca al lugar de
donde vienes. Yo lo he considerado siempre como una riqueza porque me ha
permitido escribir cosas, reflexionar, pero reconozco que no es para
cualquiera. Tienes que ser bastante resiliente para soportar la sensación de no
acabar de encajar. Yo, con seis años, me tuve que adaptar a Alemania, después a
Estados Unidos y de nuevo, a Argentina. Hay mucho miedo, tanto del que emigra
como del que vive en el territorio, miedo de contaminarse y de perder lo
suyo, más en términos de unidad. Es lo
que pasa ahora en Europa, donde la multiculturalidad es vista como una amenaza
psicológica. Yo he convivido toda la vida y me alegro de habitar este territorio
diverso. Para mí es un valor pero respeto a quien no lo comparte.
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